domingo, 29 de septiembre de 2013

Antonin Panenka, jugador Kaya de la semana


(Esto fue afanado de muchos lugares y publicado en otro espacio, en parte afanado de acá, así que lo pego)


Lugar: Anibalplanet

Domingo. El jugador de la semana (by Kaya Rastaman)

Antonin Panenka

Lo primero que tengo que decir sobre Antonin Panenka es que jamás en mi putísima vida lo vi jugar.
Lo segundo es que Anibal Planet me dijo que tenía que escribir algo en que pudiera relacionar Praga-Kafka-Fútbol

Lo tercero es que voy a copiarme a mí mismo de lo que seguro le copié a otros hace casi 5 años.

Lo cuarto es decirles que voy a “copiar-pegar” aquí un pedazo de una nota sobre la ejecución de un penal “al estilo Panenka”, y que tal vez sea esto lo único que valga alguito la pena leer (eso si, en un horrible idioma peninsular, publicado en Marzo de 2011):

“Antonín era un ídolo en el modesto Bohemians, pero necesitaba subir un escalón en su carrera para saltar a la escena internacional, algo que llevó a cabo con la camiseta de la extinta selección nacional checoslovaca. Debutó en 1973, a la edad de 24 años y en la madurez de su carrera deportiva, ofreció la mejor versión de sí mismo a la selección de su país. Puede que su figura hubiera quedado difuminada y perdida en las últimas páginas históricas del fútbol checo y eslovaco tras perfiles legendarios como los de Planicka, Pluskal, Nejedly, Puc, Viktor, Masopust, Novak, Nehoda, Nedved, Pospichal, Baros, Poborsky… pero la fría y genial acción que osó llevar a cabo en la final de la Eurocopa 1976, le colocó en la primera línea histórica del fútbol europeo. Una Eurocopa de Naciones disputada en la extinta Yugoslavia. Campeonato en el que participaron cuatro selecciones y en el que Checoslovaquia logró dar la campanada dando buena cuenta de Holanda en semifinales 3-1 y disputando de tú a tú la final a la gran favorita al título, la Alemania de Franz Beckenbauer.
Tanto es así que el mítico conjunto checo formado por: Ivo Viktor, Ján Pivarník, Jozef Capkovic, Koloman Gögh, Anton Ondrus (c), Marián Masny, Antonín Panenka, Jozef Móder, Zdenek Nehoda, Karol Dobias y Ján Svehlík, logró un meritorio empate a dos y forzó la tanda de penaltis ante la poderosa máquina germana dirigida por Helmut Schoen. Tanda de penaltis en la que la osadía, la creatividad, y la magia de Panenka a balón parado, le hizo entrar en la historia del fútbol con un golazo al mejor portero del mundo de la época: Sepp Maier.
Una historia para nada improvisada puesto que aquella maravillosa acción técnica la inventó y perfeccionó unos años atrás, en sus entrenamientos con la camiseta blanquiverde de los canguros. Panenka lo cuenta así: “Se me ocurrió la idea porque yo solía practicar los tiros libres y penaltis tras los entrenamientos con el Bohemians. Siempre me quedaba con mi compañero y portero Zdenek Hruska. Para hacer aquellos ‘piques’ más interesantes, apostábamos una cerveza o una barrita de chocolate por cada pena máxima. Desafortunadamente, Hruska era un gran guardameta y casi siempre acababa pagando yo, algo que me tenía bastante picado y buscando la forma de batir a aquel gato bajo palos que tomaba cervezas y chocolate a mi costa. Fruto de ello y tras toda una noche pensando en una acción técnica para batir a Hruska, me percaté de que el portero siempre esperaba justo hasta el último momento para anticiparse y volar hacia dónde iría la pelota. Entonces decidí que probablemente era más fácil romper aquella dinámica de acción con una finta para disparar y luego golpear suavemente la pelota picada por el centro de la portería. De esta manera y haciéndolo con mucha sangre fría y parsimonia, el portero siempre se lanzaba a un lado u otro sin tiempo ni posibilidad de recuperación para detener el suave disparo efectuado. Aquella técnica comenzó a funcionar y dejé por un tiempo de perder apuestas, hasta que Hruska volvió a conocerme de tal manera que aquel chollo se acabó”.
Así fue como se llegó a aquel mágico instante vivido en el Estadio del Estrella Roja, el Pequeño Maracaná atestado con 30.000 almas, testigos de la leyenda. Unaacción legendaria que muchos de sus compañeros de equipo no hubieran aprobado antes de ejecutar. Y eso que todos conocían la maestría sobre los once metros de Panenka.  Especialmente contrario a ella se mostraba el portero checo Ivo Vicktor, con quien compartía habitación, y que le rogó encarecidamente durante la concentración que jamás lanzase a su manera, bajo amenaza de dormir en el pasillo en caso de hacerlo. Panenka ya lo había intentado con anterioridad, durante partidos amistosos y luego una vez o dos veces en partidos de la liga checoslovaca. Incluso llegó a marcarle de esta manera a Francia en un partido clasificatorio para la Eurocopa. Entonces un diario francés lo proclamó “poeta del fútbol”. Por su parte no tenía una sola duda, pensó que era voluntad de Dios que Hoeness fallara, y que le correspondiera a él la responsabilidad de hacer campeón de Europa a su país.
Enfrente estaba Sepp Maier, sus compañeros intuían que Panenka sería capaz de hacerlo, pero no esperaban que fuera tan osado. Panenka, por su parte, estaba un -mil por ciento- seguro de que iba a lanzarla de aquella manera, y que iba a anotar. Aunque el premio en esta ocasión no era una cerveza, sino toda una Eurocopa y la leyenda o el más estrepitoso de los fracasos. A once metros se produce el duelo al sol, las miradas de Panenka y Maier se cruzan y retan,  el checo golpea con suavidad y la punta de la bota la parte inferior de la pelota. La bola viaja lentamente por el aire y hacia el centro de la portería ante la atónita mirada de un estadio paralizado, dos banquillos con los corazones al borde del infarto y un Maier, batido a la izquierda. Como Alfred Hitchcock, Panenka, el mago del suspense, había inventado y osado ejecutar una genialidad en la final de la Eurocopa. Una forma de ejecutar una pena máxima en la que el suspense y la técnica creaban una obra de arte tan estética como eficiente.  La historia abrazaba definitivamente a Panenka, aquel modesto y bigotudo medio ofensivo de talento, juego pausado y sobre todo mucha creatividad y peligro a balón parado”

FIN DEL COMENTARIO SERIO (y super afanado)

(Sigue comentario anti-feisbuc)

El 6 de Octubre de 2008 se publicó la crónica Port-of-Spain – Praga – Buenos Aires, Todo en una noche”.
A pedido de la Agrupación Rebel Football intentaba en esa aburridísima “causerie” denunciar ante la opinión pública futbolera lo ninguneado que estaba el logro obtenido por la Selección Checoeslovaca (ojo, es “checo-eslovaca”, no “checa”) en la Eurocopa 1976, e introducir la idea de que las razones políticas no eran ajenas a ese ninguneo (aprovechaba de paso a formular mi “Segunda Pequeña Declaración de Principios” sobre el fútbol, declaración que NO transcribiré a continuación)
Y decía (3 fragmentos por orden de aparición):
1
“…Las autoridades trinito-y-tobaguenses (?) luego de diplomáticas disculpas me preguntaron “Where would you like to go?”, contesté “To Yugoslavia, Zagreb” (quería cumplir con mis obligaciones de cubrir las finales de la Eurocopa 1976), primero se sonrieron, luego se alarmaron, al final ofuscados me informaron que ya no existía ningún país con ese nombre y que el campeonato en cuestión había sido obtenido hacía más de 30 años por la selección checoslovaca (((((((INTERRUPCIÓN: Che, díganme si alguna vez no les pasó algo como esto … ¡Hey! Sí, ustedes que están leyendo esto, ¡Hey! vos también el que dice que soy largo, aburrido y con ansias literarias, si llegaste hasta acá despierto; díganme si alguna vez en su vida no vino alguien poniendo cara de Clark Kent a decirles que no digan “checoslovaco”, que se decía “checo”. Malditos disque-sabelotodos, ¿qué mierda sabían si uno se refería a un checo o a un eslovaco? Y ya que estoy no sé si dieron cuenta que los “ucranianos” ya no son ucranianos, ahora son “ucranios”, me cago en los periodistas deportivos, en la televisión, en F. Miembro, y en la escoria de la humanidad que constituyen los habitantes regulares de los medios de comunicación, y principalmente me cago en la enajenación y en la ajenidad. FIN DE LA INTERRUPCIÓN))))))), evidentemente el encierro había alterado mi línea espacio-temporal. Entonces, disimulando, rápidamente exigí que me enviaran a Checoslovaquia y que ahí decidiría como seguir ; ya a esta altura la cara de desconcierto del canciller llegó a asustarme, resultaba que Checoslovaquia tampoco existía; no sabía si hablar de Bohemia, del Imperio Austro-Húngaro, de los Imperios Germanos o Moravos o sencillamente preguntar sobre asentamientos de tribus eslavas; tímidamente consulté:“¿Praga aún existe?”, “Ya no es lo que era, pero existe”, me respondieron apurados. ¿Praha? ¿K., Kafka, Praga? Todo iba tomando forma en mi cabeza, las estrellas volvían a formar constelaciones, y el Almanaque Mundial 2008 que compré en el aeropuerto hizo que agradezca no haber pedido destino a Leningrado…”
2
“…
-¿Pibe lo tuyo no es el fútbol? Dejá de citar poetas del siglo de oro. Vamos al punto que ya escribiste 6 páginas, y la pelota no rueda. ¿Qué pasa con el Prognosis deportivo?
-Hay una noticia sobre un festejo, falsísima a menos que Eckels haya pisado una mariposa cuando fue a cazar un Tyranosaurius Rex.
-Ah … eso, te explico.
-¿Leyó la formación del equipo checo?
-Era checo-eslovaco.
-¡¡¡Hasek; Vakulik, Vladilav, Beckenbauer y Ultava; Kolya, Klima y Kempes; Sedem, Cruyff y Jedenást!!!. ¿Esto es chiste? ¡¡¡Los únicos jugadores de la formación no son checos ni eslovacos!!!
-Pibe, no te pongás como loca, te dije que te espabilo en un santiamén…”
3
“…Lo que si debo decir es que el Insondable viejo Obón era felíz como un niño cuando sale de la escuela al recordar aquel glorioso equipo checoslovaco campéon de la Euro 76, que le ganó nada menos que a la Naranja Mecánica, Johan Cruyff incluido, y al campeón del mundo con Franz Beckenbauer a la cabeza. Un equipo olvidado en casi todos los inventarios confeccionados por los genios de las estadísticas, pero que el Incunable Obón repetía de memoria: Schroiff, Lala, Novak, Pluskal, Popluhar, Masopust, Pospichal, Scherer, Kvasnak, Kadraba y Jelinek (*)…”

Al pie de página “(*) El pícaro viejo Obón canta de memoria el equipo de Checoslovaquia Subcampeón del Mundo en Chile 1962, el team que ganó la final de la Eurocopa 1976 fue: Viktor, Dobias, Capkovik, Ondrus, Pivarnik, Panenka, Moder, Masny, Nehoda, Gögh y Svehlik. También jugaban: Jurkemik, Biros, Vesely, Gallis y Vencel…”



El 31 de Julio de 2009 fue la segunda publicación de esta crónica (ojo, a pedido de 5 lectores, los únicos que no se dormían de los cientos que tuvieron oportunidad de leerla).
Debajo de una foto del equipo checo-eslovaco aclaraba:

“Formación titular habitual de la Selección de Checoslovaquia Campeona de la Eurocopa 1976 (en general 8 eslovacos y 3 checos, curioso: leer la "INTERRUPCIÓN" en el relato)”

Y a 10 meses de la primera publicación del relato pude verificar lo que incluye este comentario explicativo:

“Una de las cuestiones que quería resaltar en este relato era lo olvidada que está la selección de Checoslovaquia campeona de la Eurocopa 1976.

Es tan negada, que si buscás en Google Imágenes colocando los nombres de los 3 mejores jugadores de esa selección, en las 3 primeras páginas de fotos aparece 2 veces este blog”


Si llegaron hasta aquí espero que me perdonen, y les dejo un último dato: cuando en 2008 gugleoboludeaba para obtener datos para la crónica, en la inmunda Wikipedia en el artículo correspondiente a la Selección de Fútbol de la República checa se le adjudicaba la Eurocopa de 1976 (¡¡¡sin aclaración!!!) y en la entrada correspondiente a la Selección Eslovaca ¡¡¡NO HABÍA PUTA MENCIÓN A LA EUROCOPA 1976!!!

Bué, eso, Kaya Rastaman cumple, Anibal Planet dignifica.
Por hoy, como dijo el viejito Don Plutarco en la peli El violín“Se acabó la música”.
Nos vemos el domingo que viene.
Kaya Rastaman

(les debo el estilo Kaya que ya se me olvidó un poco mucho)