En la entrada del 9 de Noviembre de 2009 de este blog se mantiene publicada la última columna que escribí para la agrupación Rebel Football, se trata de "Mujeres" que vio originalmente la luz (o las sombras) en 23/03/09. El segmento que se llama "La guerra del fútbol" comienza así:
"...“Amanece y ya está con los ojos abiertos…” Esta vez la agrupación Rebel
Football me hacía pasar un trago amargo, me enviaba a investigar sobre la
llamada “Guerra del fútbol”; guerra del fútbol porque en 1969 en los estadios
de Tegucigalpa y San Salvador empieza una gresca que de las tribunas se
extiende a las calles y desencadena una guerra; si, escucharon bien, una guerra
con ejércitos, odios y muertos; una metáfora de la guerra que puede verse en un
deporte corriendo todos los velos, y entonces, sangre, sudor y lágrimas. De
cómo la guerra pasa a ser deporte, y luego de deporte otra vez a guerra, es una
explicación larga y tal vez inútil; resumiendo sería contar como un mono baja
de los árboles para ser hombre y ese mismo hombre deja de mirar las estrellas y
se vuelve a subir al árbol para golpearse el pecho mientras come mangos con
cáscara y se rasca el centro del universo, o sea su ombligo ..."
"La guerra del fútbol"
(y otros reportajes)
por Ryszard Kapuściński
(Primero, perdonen, hace mucho que ese uno-de-los-tantos-animales-que-me-habitan llamado Kaya Rastaman no usa mis manos, ya no me acuerdo como hablaba, tal vez pueda recuperarlo con un tiempo de práctica)
En el mes de Abril de 2010 mientras me paseaba por la Feria del Libro de Buenos Aires, desde una mesa llena de "literatura under" se me abalanzó este librito cuya tapa figura aquí arribita. Antes de eso casi no había leído sobre la "guerra del fútbol" excepto en dos libros de Eduardo Galeano ("Memoria del fuego" y "Fútbol a sol y sombra"), y en uno de Roque Dalton (creo que "Las historias prohibidas de Pulgarcito", del que leí lo que pude, de parado en una librería, cuando no tenía ni para comprar la sexta de la tarde). Bué, entonces, digo: si se me abalanzó, se me abalanzó. La verdad que fue una gran suerte, más allá de poder leer sobre ese hecho casi fantástico desde la manos de alguien que estuvo ahí en el momento preciso, descubrí un mundo que hacía años estaba persiguiendo y no me animaba a encontrar: el "Mundo África". Leer los reportajes, notas, crónicas, ensayos o como-quieras-llamarle de Kapus es un viaje sensacional; un viaje que espero te animes a recorrer (¡Hey! A vos que estás leyendo esto ahora, te estoy diciendo, si a vos), ya vas a ver como se te ilumina una parte del mundo con una luz que casi nunca antes habías mirado; ¡JA! Y de la manera que se te ensanchará (el mundo, claro), ya verás.
Continuará ...
"El Área 18"
de Roberto Fontanarrosa
Casi al final de la columna "Mujeres", Marina del Carmen Huerto le dice algo a Kaya Rastaman; transcribo esas líneas:
"... “Amanece y ya está con los ojos abiertos…” Parece que me quedé
dormido “encima”, por suerte el gallo de Joao Pessoa me despertó, y ya estoy
con los ojos abiertos. En el patio techado del Santos no quedan ni los
franceses ni el Tiquito, sobre mi pecho se desparraman las hojas que me dejó la Marinita, y me vienen a la cabeza sus famous
last words al despedirse: “Pelado, no
seas pendejo, el fútbol hace mucho tiempo que dejó de ser un juego”. Siento un cansancio de siglos ..."
Si te gusta mucho el fútbol y eso no te impide divertirte mientras leés algún libro, no deberías obviar "El Área 18"; tiene todos los ticks fundamentales que uno pudiera inventariar para saber de que estamos hablando cuando hablamos de fútbol. En este año ya lleva publicado 30 años, por eso tal vez las palabras de la Marinita tengan más valor que nunca. Por un lado el tono tragicómico del relato te hará recordar que el fútbol cambió (¡ja!, claro, el mundo cambió), y por otro lado te hará pensar que no era muy difícil presagiarlo. Y ya sabrás, Fontanarrosa es garantía de calidad, risas, y un empujoncito a la reflexión.
"Papeles en el viento"
de Eduardo Sacheri
A principios de años llegó a casa Manuk Hannibalsen con este libro de Sacheri bajo el brazo (por ej. autor de "La pregunta de sus ojos" novela base de la oscarizada peli). Una rápida leída a la contratapa y quise empezar a ver por qué camino se desarrollaría esa historia; empecé por curiosidad y ya no pude dejarlo hasta terminar. Estoy seguro de que si tenés más de 35 años te vas a ver reflejado en más de una de esas páginas (casi siempre con gusto, tal vez alguna con disgusto). Realmente, y sin miedo a quedar como un "hereje", creo que se puede decir de este libro casi lo mismo que dije sobre el de Fontanarrosa ahí arriba; tal vez el tono sea un poco melodramático, pero lo lindo es que podrías expresar en el espíritu de la lectura (como si ser viejo y optimista a la vez no fuese casi siempre contradictorio): "por suerte casi todo cambia, pero no todo cambia".